09 marzo 2012

La historia del Liceo...

Como la ciudad misma y varias de sus instituciones, el primer liceo de Las Piedras nació como producto de una iniciativa de la comunidad local, y no como parte de una política educativa nacional. Un grupo de vecinos integrantes de la Sociedad de Fomento de Las Piedras, preocupados por la dificultad que muchos jóvenes pedrenses tenían para realizar sus estudios secundarios en las ciudades de Montevideo o Canelones, se propusieron fundar aquí una casa de estudios. Este particular origen marcó una identidad institucional basada en el compromiso con la Educación Pública que se ha mantenido hasta el presente. Comenzó en marzo de 1937 con 63 alumnos en dos grupos, como un liceo popular, a la espera de la habilitación oficial, a cargo de un cuerpo docente que no cobró sueldo por cinco años, el que, pese a no tener en buena parte una preparación formal en lo pedagógico, demostró ser altamente calificado en su nivel académico. Formaron parte de este plantel personalidades tales como Mario Pareja, Emilio Volpi, Ruperto Machín, Abel Theoduloz, Mario Ferrari, Mario Delgado Robaina, Renée de los Campos, Laura de Arce, etc.

El primer director fue el ex Inspector de Primaria Pedro Ferrari Ramírez, acompañado por Amelia Píriz Mc. Coll como Secretaria y Nené Díaz como bedel (cargo ocupado más tarde por María Angélica Gaydon). El liceo contó con el apoyo material de un Consejo administrativo provisorio, en el que se destacó la colaboración en dinero y libros del Dr. Enrique Pouey. También fue muy importante la participación de Santos Gayo Martínez, Francisco Vidal Rodríguez, Emilio Trías du Pré y el Presbítero Fernando Faralde. La Primer Asociación de Padres y Amigos del Liceo (hoy APAL) se creó en 1939, presidida por César Mayo Gutiérrez, quien también colaboró económicamente de manera decisiva durante años.
Luego de Ferrari Ramírez, estuvieron a cargo de la Dirección destacadas figuras del ámbito pedagógico, como Sabas Olaizola, Arturo Rodríguez Zorrilla, Juan J. Oreggione, Thalita Carámbula de Pareja, Voldney Caprio, Néstor Ferrari, Gervasio Crespo, Angel Repetto, Rodnal Rodríguez, etc. Numerosos y heterogéneos equipos de dirección se fueron sucediendo a lo largo de los años, como los integrados por Iris Rebollo, Elizabeth Rendo, Silvia De María, Ana María Rodríguez, Mirna Da Barca, Roberto Catenaccio, Alba Franchello, Leonor Piñeyro, hasta llegar al actual, encabezado por la Profesora y ex alumna Adriana Cóccaro.
En 1944 el Consejo de Educación Secundaria declaró oficialmente al liceo como de carácter público.
La primera sede de esta casa de estudios fue la vivienda que perteneciera a Don Pilar Cabrera, prestigioso vecino, comerciante y político de Las Piedras fallecido poco tiempo atrás. Con el paso del tiempo, esta casa alquilada resultó pequeña para la creciente población estudiantil, y en 1947 se inició la construcción del edificio actual, más apropiado, en el lugar donde existía una plaza de deportes. Siguiendo un diseño similar al de otros liceos públicos de entonces, basado en el proyecto del Arq. José Scheps, el nuevo Liceo de Las Piedras se inauguró parcialmente en 1950.
Como en otras ciudades del interior del Uruguay, el liceo fue y es mucho más que una casa de estudios que cumple con un plan oficial establecido por las autoridades educativas de turno. Ha sido un emporio de ideas e iniciativas culturales de enorme trascendencia, tales como publicaciones, talleres artísticos, actividades musicales y teatrales, competencias deportivas y, fundamentalmente, fue gran un generador de conciencia cívica y de compromiso social. Mario Delgado Robaina, docente fundador evocó en su cincuentenario, que este liceo fue “un ensayo de laboratorio pedagógico en el que alumnos, docentes, y personal todo se conjugaron para alcanzar (...) los más altos logros educativos. No se midió el tiempo, ni el esfuerzo, ni la generosidad que ello significaba. Gracias a un equipo (...) se alcanzó prontamente una dimensión que desbordó el sentido meramente local.” El Prof. Ruben Cassina, por su parte, recuerda así su vivencia como alumno: “Desde el primer día, asistí a una institución que era algo más que un lugar donde se impartían clases. Comenzó una etapa de mi vida ligada, indisolublemente, a la presencia del Liceo. Allí, recibí clases y muchas cosas más. (...) Las clases se prolongaban en un espacio que comprometía a la comunidad toda...” Y luego, actuando ya como docente del mismo, recuerda que “el Liceo de Las Piedras supo plantear ese desafío que significa estimular la capacidad creadora, la imaginación de los jóvenes, el necesario entendimiento del mundo donde se vive, el acontecer cotidiano...”
Especial impacto tuvo la iniciativa del profesor y artista plástico Dumas Oroño, quien convocó a sus colegas del Taller Torres García para realizar los murales que, junto a la gran pinacoteca que se fue formando con el paso de los años por el aporte de otros destacados artistas docentes y ex alumnos, hicieron que el gobierno declarara al edificio, en 2005, como monumento histórico nacional.

Notables docentes fueron dejando imborrables recuerdos de su trabajo en las aulas, como fue el caso del historiador y político Vivián Trías, cuyas brillantes clases despertaron la vocación de numerosos profesores de Historia.
La vida cotidiana del liceo se fue desarrollando al compás de los hechos de la historia nacional del siglo XX. Nacido en los inciertos años del período interbélico, se vio beneficiado por la próspera etapa siguiente, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, época que dejó su marca en la calidad de la construcción y en el ambicioso proyecto original de su edificio. Posteriormente, acompañó y vivió dramáticamente el lento, largo y penoso declive socioeconómico del país, y la consiguiente crisis política que llevó a la caída de las instituciones democráticas en 1973. Muchos de sus alumnos y profesores reflexionaron críticamente sobre esa realidad, se comprometieron, debatieron, reclamaron y más de una vez se enfrentaron duramente entre sectores políticos y con las autoridades, en defensa de sus ideales.
Supo ser escenario de episodios muy difíciles de protesta y represión. Por lo antedicho, durante la dictadura militar fue una institución particularmente afectada por las persecución de numerosos profesores y por el férreo control de su funcionamiento. En este difícil período el liceo vivió su vida en la paz de los sepulcros, pero hubo quienes mantuvieron latente la rebeldía primigenia de los padres fundadores, y como Galileo, pese al miedo, no cejaron en sus convicciones. Con la sutileza de pequeños gestos apenas perceptibles, muchos docentes audaces se animaron a educar en vez de adoctrinar, a la espera de tiempos mejores. Durante ese período, el liceo pasó a llamarse Instituto Las Piedras, y en 1982 fue denominado “Manuel Rosé”, en el marco del centenario del nacimiento del destacado pintor pedrense.
Vuelto el país a la democracia, el liceo enfrentó el desafío de un cambio de rol en el nuevo contexto, y fue descubriendo paulatinamente que se insertaba en un país más pobre que antes, con una población estudiantil creciente a la que no podía alojar dignamente. El edificio que fuera orgullo de la ciudad se fue superpoblando y tugurizando: pensado para 700 alumnos, llegó a albergar – con dos incómodos anexos- a cerca de 3000. En 1984 de creó el Liceo “18 de mayo”, pero esto no resolvió los problemas locativos. Recién después de casi diez años de renovada lucha de vecinos, padres y docentes, se fundó en 1992 el Liceo Nº 2 de Las Piedras, llamado luego “Germán Cabrera”. Pero el estudiantado siguió creciendo, y hubo que volver a movilizarse para crear un tercer liceo en el Barrio Obelisco en 1997 y otro más en el año 2004.
Desde sus inicios, el Liceo Nº 1 de Las Piedras sigue siendo una institución de referencia cultural ineludible, sede de una comunidad educativa orgullosa de su historia, la que a veces también se siente abrumada por el peso de la mística de un pasado lleno de luces y sombras.
Muchos nombres faltan en esta breve evocación. Muy larga tendría que ser la lista de directores, profesores, funcionarios, alumnos y colaboradores que durante tanto tiempo han hecho de esta casa de estudio una de las más prestigiosas del país.

Texto extraído de "Brevísima Historia del Liceo Manuel Rosé" - Prof. Marcel Suárez 

05 marzo 2012

Mural de Dario Gomez en el Liceo Manuel Rosé

Mural de Darío Gomez - Año 2008

Directores, funcionarios y administrativos del Liceo en el año 1962

En el patio interior del liceo se observa algunos funcionarios: Saturno Collares, Olga Ortella, Bonifalio Palacio, Ruben Torres, Alfredo Umpierrez, Mabel Álvarez, Raquel Bayarres, Romani, Mecol, Rodríguez de Mecol.

 Directores, profesores y administrativos de la institución educativa posando para la foto.

Informacion adicional de ambas fotos:

  • Lugar: Las Piedras
  • Cedido por: ASOC
  • Fecha: 1962
Estas fotos pueden encontrarse en la web www.patrimonioscanarios.org 

04 marzo 2012

Se declara Monumento Histórico el Liceo Manuel Rosé de las Piedras

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25/02/05

24/02/05 - SE DECLARA MONUMENTO HISTÓRICO EL LICEO MANUEL ROSÉ DE LAS PIEDRAS

VISTO: La gestión de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación para que sea declarado monumento histórico el Liceo Manuel Rosé, padrón 399, solar 22 de la localidad Catastral Las Piedras, Departamento de Canelones, conjuntamente con 01 acervo artístico existente en el edificio-

RESULTANDO: I) El edificio del Liceo Manuel Rosé fue proyectado en 1946 por los técnicos de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, Arquitectos José Scheps y Agustín Carlevaro-
II) Responde a una arquitectura racionalista de cuidadas proporciones, resultando de la combinación del ladrillos de los paños de fachada, el revoque de aleros y mochetas y el juego de luz y sombra que estos producen-
III) Se encuentran formando parte de instalación edilicia un conjunto de obras artísticas realizadas por alumnos del liceo, integrantes del Taller Torres García-
IV) Se trata de un aporte cultural trascendente, por ser uno de los pocos ejemplos existentes en el país, en que el soporte físico se convierte en parte indivisa de la obra formando un conjunto donde la arquitectura y el arte se vuelven esenciales el uno para el otro.
CONSIDERANDO: I) La Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación entiende necesario declarar monumento histórico el Liceo Manuel Rosé, de la ciudad de Las Piedras, así como el acervo artístico existente en dicho edificio-
II) El Poder Ejecutivo animado del propósito de preservar los bienes culturales que integran el Patrimonio Cultural de la Nación, accederá a lo solicitado.
ATENTO: A lo expuesto, a " dictaminado por la Comisión de el patrimonio Cultural de la Nación y a lo dispuesto en la Ley Nº 14.040 de octubre de 1971, y en el Decreto Reglamentario N" 536/972.

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
RESUELVE:

1) DECLARASE monumento histórico el Liceo Manuel Rosé de la ciudad de Las Piedras, Departamento de Canelones, conjuntamente con el acervo artístico que a continuación se detalla
a) Mural de cerámica engobado Dimensiones 7.20 x 1.00, Autor: Dumas Oroño con colaboración del ceramista O. Firpo. Año 1963 Ubicación: Hall de entrada sobre la secretaria. Tema: La dudad Composición geométrico, constructivista, con el lenguaje gráfico plástico propio del autor. Aparecen algunos colores pero predomina el color de la cerámica.
b) Mural al óleo sobre madera.. Dimensiones 3.48 x 2.23. Autor: Dumas Oroño. Año 1964. Tema: Una ciudad. Composición geométrica constructivista.
c) Mural en cerámica color ladrillo. Dimensión 1.37 x 1.36. Autor: Augusto Torres. Ubicación: patio exterior del liceo incorporada al muro con frente al oeste.
d) Mural de cerámica natural. Dimensiones 1.00 x 0.88. Autor: Francisco Matto. Año 1963-1964. Composición geométrica con elementos del lenguaje gráfico plástico de las culturas indo americanas. Ubicado en patio exterior del liceo incorporado al muro con frente al norte.
e) Vitral. Dimensiones 1.00 x 0.88. Autor: Francisco Matto. Año 1964. Realizado con vidrios de colores contrastantes como rojo, azul, amarillo etc. Su composición es geométrica con una destacada influencia de la Escuela Torres García. Ubicado sobre una pared del patio interior donde recibe la mayor luz posible en el transcurso del día, que permite apreciar los colores del mismo.
f) Mosaico en cemento con forma de pez. Dimensiones 1.00 x 0.50. Autor: Manuel Pailós. Año 1964. Realizado en color verde con simples elementos o signos gráficos, algunos que se destacan por una línea en relieve sobre la superficie plana del pez. Ubicado en patio exterior del liceo sobre la pared mirando al oeste.
g) Escultura en chatarra. Altura: 2 metros. Autor: Germán Cabrera. Año 1960. Tema: Tiempo. Ubicado en patio exterior del liceo en medio de una fuente.
h) Mural. Mosaico. Dimensiones 3.15 x 1.00. Autor: Juan Mancebo. Año 1964. Realizado con teselas de color blanco y negro con signos o símbolos geométricos, incorpora palabras escritas que también constituyen parte de la composición del mural, propios de su lenguaje personal. Ubicado sobre una puerta de acceso sur del corredor interior del liceo. ,
i) Mosaico. Dimensiones 1.50 x 0.50. Autor: Ernesto Vila. Año 1964. Composición geométrica en teselas blancas y negras. Ubicado sobre el muro en el dintel de entrada a la cantina liceal.
j) Mural. Dimensiones 2.80 x 1.50. Autor: Luis Mastromatteo. Año 1964. Pintura sobre pared de salón N° 4. Constructivista.

Obras de arte realizadas en pintura de cabellete
por artistas relacionados con el liceo:

a) Autor: Alceu Ribeiro. Óleo sobre cartón- Tema: Naturaleza Muerta. 0.80 x 0.60.
b) Autor: Manuel Lima. Óleo sobre cartón. Tema: Naturaleza Muerta. 1.00 x 0.60.
c) Autor: Jonio Montiel. Óleo sobre tela. 1.00 x 0.62.
d) Autor: Luis Alberto Solari. Grabado. Monocopia. Tema: Gauchos en descanso. Año 1958.
e) Autor: José Gurvich. Óleo sobre cartón. Tema: Paisaje urbano. 0.55 x 0.45.
f) Autor: Daniel De Los Santos. Óleo sobre cartón. Tema: Paisaje urbano.
g) Autor: Daniel Gallo. Acrílico.
h) Autor: Juan Merino. Dibujo en técnicas mixtas.
i) Autor: Raúl Rijo. Texturado. Tema: Paisaje nocturno.
j) Autor: Juan Mastromatteo. Óleo sobre tela. Tema: Paisaje.
k) Autor: Rúben Serralde. Esmalte sobre tela. Tema: Paisaje Marino.
I) Autor: Joaquín Aroztegui. Caja de madera en color blanco.
m) Autor: Pablo Benavídez. Dibujo en técnicas mixtas. Realismo fantástico. Año 1993.
n) Carlos Llanos. Croquis sobre papel. Tema: Paisaje.
ñ) Autor: Juan Antonio Cavo. Pieza escultórica en cerámica. Tema: Hombre. Año 1987.
o) Autor: Rosa Blanca Fourment. Óleo sobre madera. Tema: Abstracto.
p) Autor: Jacinto Dos Santos. Óleo sobre cartón. Tema: Naturaleza muerta.
2) QUEDA afectado el inmueble por las servidumbres previstas en el artículo 8° de la Ley N° 14.040, y las obras artísticas resultantes del listado referido en el numeral anterior, no podrán ser retiradas del edificio o intervenidas en acciones de restauración, sin la supervisión y autorización previa de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.
3) COMUNÍQUESE al Ministerio de Educación y Cultura, al Ministerio de Transporte y Obras Públicas, al Consejo Directivo Central, al Consejo de Enseñanza Secundaria a la Intendencia Municipal de Canelones, a la Junta Departamental de Canelones, a la Junta Local de Las Piedras, ya la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.

4) CUMPLIDO, remítanse estas actuaciones a la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, para su registro y posterior archivo. 

Dirección original: http://archivo.presidencia.gub.uy/resoluciones/2005022557.htm

02 marzo 2012

La Barra del 64

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Compañeritos: Entre al Liceo (que era único y aún no se llamaba Manuel Rosé) en 1960 y dí el último examen en febrero de 1966 para ingresar en facultad un mes después. Les mando una foto de un grupo de estudiantes de 1º de preparatorio (hoy diríamos 5º.) en la Cantina en 1964. Los muchachos somos: Walter Méndez quien se fue a Australia; Heber Raviolo, profesor de Literatura que estaba en los primeros años de esa admirable empresa que es Ediciones de la Banda Oriental, Freddy González, hoy viejo escribano. Flanqueando al gurisito sonriente que fui, están Pedro Menéndez y Walter Rodríguez a quienes hace décadas que no veo. Sentados, el Tito De Armas, quien cantaba tangos y recitaba Gagliardi y se nos fue joven de esta vida. A su lado el Quique Butti, de Canelones, quien trabajaba en la Corte Electoral, el Rayo Ricardo Báez, que se nos fue para Buenos Aires y Luisito Ballerini, admirador incondicional de Julio Sosa. En 1963 había empezado el segundo ciclo, solamente en horario nocturno. Nosotros fuimos la segunda generación. Un abrazo  
Uruguay Ortiz

27 febrero 2012

Murales de la calle Lavalleja

En el año 2006, el Liceo recibió con mucho gusto lo que podría considerarse como la pintura de mayores dimensiones realizada sobre los muros del edificio. Estamos hablando del proyecto Pintá tus sueños a tu manera, que se plasmó en una obra realizada por alumnos de 4to, 5to y 6to año y los profesores Rosa Fourment y Victor Fernández. que abarca la esquina de Lavalleja y Batlle y Ordóñez y que continúa por esta última hacia la calle Rivera en una extensión de aproximadamente 20 metros.
En el año 2007, la pintura mural "dió vuelta la esquina" ya que comenzaron a pintarse obras sobre la calle Lavalleja. La primera, ubicada exactamente a continuación de la ochava, fue realizado por el artista Juan Mastromatteo y alumnos y la segunda por la profesora Rosa Fourment y un grupo de alumnos de la orientación artística. En el año 2008, Alexis y Darío Vespa fueron quienes agregaron dos nuevas obras a los muros del Liceo.


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Murales vistos desde la esquina de Batlle y Ordóñez y Lavalleja. Esta foto data de octubre del año 2008.

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Mural de Juan Mastromatteo y alumnos, realizado en el año 2007.

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Mural de Rosa Fourment y alumnos, realizado en el año 2007.

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Mural de Alexis Vespa y Darío Vespa, realizado en el 2008.

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Mural de Alexis Vespa y Darío Vespa, realizado en el 2008.

Fotos: Joaquín Rodríguez Infante


26 febrero 2012

Algunos videos del Coro del Liceo

 
Zamba del cielo - Agosto 2011 - Gracias a Pablo Beovide


 Despedida Acontramano (Alejandro Balbis). En la Biblioteca del Liceo (Mayo de 2011). Gracias a Pablo Beovide

23 febrero 2012

Retorno del Ponte Vecchio al Liceo Manuel Rosé

Torres - 2005 
"Por pesquisas de docentes se descubre que estaba en el Consejo de Secundaria, fue devuelto en febrero de 2005."

Cuadro del maestro Joaquin Torres Garcia realizado por el año 1945, comprado por la A.P.A.L. de aquellos gloriosos años del liceo de Las Piedras. Retirado en 1973 por autoridades de aquella época y devuelto recien 30 años después gracias a la constante búsqueda de profesores, exalumnos, directores, y amigos del liceo. Terminando la gestion de la administración que estaba en ese momento, la profesora Carmen Tornaria, en el año 2005 trae personalmente la obra tan querida por todos nosotros. Se aprovecha su devolucion para festejar su bienvenida el día del Patrimonio.

Tambien fue fundamental la participacion de viejos profesores como Isabel Rubo, Raquel Bayarrez, Ruben Clemente Cassina Fourment, y tantos otros que estuvieron siempre atentos a la hora de reclamar por distintos medios la aparición de dicha obra. Como tamien las direcciones que estaban al frente del Liceo como la profesora Adriana Cóccaro, que había sido alumna del mismo Liceo en los años de su búsqueda.Tambien el importantísimo aporte del profesor y maestro Dumas Oroño, quien fue el principal impulsor de la búsqueda desde los años 1983, 84,85 y quien nos alentó permanentemente a que continuáramos investigando

En esta foto no aparecen todos los profesores que trabajaron tanto para que el cuadro volviera a su lugar, como todos los compañeros de ADES de ese momento y los que ya no estaban como el profesor Dumas Oroño.  

Rosa Blanca Fourment 

Foto: extraída del libro "Obras del patrimonio Liceo Manuel Rosé" escrito por Henri Maire según un trabajo pedagógico de Karina Fagundez.  

19 febrero 2012

Murales y pinturas de caballete

Mario Marotti

OLVIDADOS en la rutina diaria, escondidos tras la masificación y sus descuidadas fachadas, algunos liceos del Interior uruguayo poseen una rica historia. Resulta imposible dejar de relacionar a algunos de ellos con figuras relevantes de la cultura nacional: ¿cómo evitar asociar a Francisco "Paco" Espínola con el Liceo de San José o no vincular al Liceo de Mercedes con la obra de Washington Lockhart y la revista literaria Asir? 

Fundado en 1937 como liceo popular, el hoy Liceo N° 1 "Manuel Rosé" de Las Piedras posee una singularidad: incorporadas a la arquitectura de su edificio, hay una serie de obras de arte realizadas por los integrantes del Taller Torres García; y en su biblioteca, en exposición permanente, hay muchas más. Fue Dumas Oroño (1921-2005), entonces profesor de dibujo en el liceo, quien en algún momento de 1963 -motivado quizá por la nobleza arquitectónica del local inaugurado en 1950- le propuso al director Volney Caprio la posibilidad de invitar a sus compañeros artistas para intervenir pictóricamente los muros del edificio. Las obras fueron culminadas en 1964. Oriundo de Tacuarembó, Oroño llegó a Montevideo con intención de estudiar en la Escuela de Bellas Artes pero terminó recalando en el Taller. Pintor, grabador, ceramista, Oroño, al igual que su maestro, entendía que el arte debía estar cerca de la gente tanto en los espacios públicos -plazas, edificios- como en los objetos de uso cotidiano; su personalísimo oficio de burilar y pintar mates ejemplifica bien esa opinión.  

Arquitectura y arte. Tras la muerte de Joaquín Torres García en 1949, sus discípulos continuaron trabajando y enseñando en el taller que había fundado el maestro. Fue en los últimos años de actividad (cerraría definitivamente en 1967), cuando sus miembros ya se estaban dispersando por Europa y Estados Unidos, que se llevó a cabo el proyecto de Las Piedras. Ocho son las obras que, adosadas a las paredes del edificio, testimonian la propuesta del colectivo. Todas siguen los principios del "Universalismo Constructivo", aunque técnicas y materiales varíen mucho de una a otra: van desde el óleo y la cerámica al cemento y el vidrio, revelando una amplia gama de posibilidades dentro del estricto marco de referencia de los postulados del maestro. 

Esa gran coherencia hace que el conjunto sea legible como una creación única. Oroño personalmente aportó dos obras de gran tamaño. La más notable está en el hall de entrada: un mural en cerámica con una muy delicada coloración, realizado junto con el ceramista Orlando Firpo. La otra realza el espacio de la cantina, ocupando completamente una de sus paredes: es un óleo sobre madera, donde se manifiesta un lenguaje geométrico simplificado, de motivo similar a los del maestro. Sobre un muro del patio interior, otra composición en cerámica es obra de Augusto Torres. Segundo hijo de Torres García, Augusto había regresado al país en 1962 después de vivir un tiempo en Nueva York. En 1973, partió nuevamente, entonces con rumbo a Europa.  

Hay también dos obras de Francisco Matto. Un vitral en colores primarios, ubicado en una pared que da al norte permite, en horas de la tarde, un bonito juego de reflejos en los pasillos interiores del edificio. El interés de Matto por el arte precolombino es evidente en otra obra suya adosada a una pared del patio: un bajorrelieve de carácter geométrico en adobe que, con un gran sol central, incorpora elementos figurativos de estilo indoamericano. Oculto parcialmente por las plantas, su presencia, como un misterioso tótem de una cultura desconocida, no puede ignorarse. Según Cecilia de Torres, esas referencias al sol en la obra de Matto "tienen su origen en ese concepto de abarcar lo más elemental y universal". 

Manuel Pailós aportó una de las obras más hermosas: un pez en cemento de color verde cuya superficie se ve salpicada por varios signos gráficos. Por último, dos obras más de aquel fértil 1964 son los mosaicos realizados en baldosines negros y blancos -por Julio Mancebo y Ernesto Vila- que visten los dinteles de pasillos interiores. A esas obras fijas incorporadas al edificio se agrega también una escultura en chatarra ubicada en el centro del patio, cuya realización data de 1960 pero que fue donada por su autor, Germán Cabrera, para el cincuentenario de la institución en 1987.  

La colección de obras de caballete no es menos impresionante. Óleos de José Gurvich, Alceu Ribeiro, Manolo Lima, Jonio Montiel, Daniel de los Santos, Carlos Llanos y un grabado de 1958 de Luis Alberto Solari completan el acervo. Solari -quien no integró el TTG- es famoso por sus "mascaradas", escenas protagonizadas por figuras de cuerpo humano y rostro animal vinculadas a personajes de la fábula campera, como el lobizón. En este caso sin embargo se trata de una imagen de gauchos descansando. 

El liceo posee además otras obras ajenas al Taller, como las de Miguel Ángel Pareja, Joaquín Aroztegui, Pablo Benavides (hijo del poeta Washington Benavides), Juan Antonio "Cacho" Cavo, Jacinto dos Santos, Daniel Gallo, Juan Mastromatteo, Juan Merino, Cristina Pérez Lena, Raúl Rijo y Rubén Sarralde, artistas afincados en la zona o con profundos vínculos con la institución.  

Entre las obras que se perdieron, en un sector superior de una pared de un salón de clase, un mural de Luis Mastromatteo fue virtualmente cubierto con pintura blanca cuando, en la última reforma edilicia, alguien, irreflexivamente, juzgó que no estaba bien conservado. 

EL LEGADO. Declarado Monumento Histórico Nacional, los días del patrimonio el liceo ofreció a los visitantes un recorrido programado. Un profesor de dibujo o historia del arte hizo las veces de guía. Rosa Fourment, Heber Freitas, Marcel Suárez, junto a otros profesores, mantuvieron una fuerte relación de amistad con Oroño.  

El cuadro recuperado


LA PINACOTECA LICEAL no comenzó con la intervención edilicia de 1964, sino diecisiete años antes cuando luego de una retrospectiva de Torres García realizada en la ciudad, la APAL (Asociación de Padres y Amigos del Liceo) decidió adquirir un cuadro, Ponte Vecchio, óleo figurativo del maestro, de 1945, que recrea al famoso puente medieval de Florencia, posiblemente concebido en base a algún boceto traído del lugar. 

Pero durante la dictadura, un inspector del organismo juzgó que un liceo no poseía la seguridad suficiente para conservar una obra de ese carácter. El cuadro se retiró y fue llevado al Consejo de Educación Secundaria para ser confinado en la oficina de algún jerarca. Su rastro se perdió, pero una vez recuperada la democracia una profesora lo reconoció detrás de un secretario que hacía declaraciones en la televisión. Se cursaron solicitudes pero cuando se llegó a la oficina, el cuadro ya no estaba. Hubo que esperar hasta el 9 de febrero de 2005 para que el Ponte Vecchio volviera a sus verdaderos dueños. Ese día, la consejera Carmen Tornaría entregaba en forma personal a la directora del liceo Adriana Cóccaro la secuestrada obra. Hoy se exhibe en la biblioteca junto al resto de la colección. 

Articulo original publicado el 15 de octubre de 2010 en el diario El Pais Cultural.

http://www.elpais.com.uy/suplemento/cultural/Murales-y-pinturas-de-caballete/cultural_521228_101015.html 

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